Cuando me canse de lavar mi carne
de estregarla con jabón perfumado,
cuando deje de ser su útil esclavo
y mi piel sea solo un gran alarido,
solo entonces recogeré mis huesos
y los esparciré por la montaña,
para que se los lleven las hormigas
y los torturen por ser "racionales";
y que los caguen y los escupan
y los maldigan por ser humanos,
que los trituren con odio y con rabia
y los sepulten con ira en la última luz
Y de esos residuos sepultados
que brote un árbol con su fruto dulce,
para que no nazca otro ser humano.