Y dejé mi pueblo con su pocillo
con casas de bajareque y con hinojos,
y con su manto de piedras como ojos
que chispeaban al paso del casquillo.
Cuando regresé me senti anonadado
vi sus casas de bloque y sin tejado;
vi sus calles ennegrecidas y lisas
y comprendi que enterraron mis risas.
Y vi dentro de las casas floreros
que reemplazaron a los tinajeros ,
con flores su plasticidad medíocre
que suplantaron al antiguo ocre.
Los sombreros de alas desparramadas
los hicieron volar hacia el pasado ;
ahora hay gorras de color rosado
en las cabezas transculturizadas.
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