Mi pádre fue malo con la yunta de bueyes,
huidio el arado en la tupida grama,
y la garrocha penetraba,
hicieron añicos la nueva telera
y corrieron por el viejo rastrojo.
Y la garrocha como saeta volaba
hiriendo el aire y la sangre manaba
de las nalgas de los infelices.
Yo era apenas un niño
y veia una clase de maldad...
Abrazó el yugo a un árbol apacible
y los bueyes querian dejar los cachos;
querian huir de aquella temible fiera.
Y nadie acudió a salvarlos del cepo,
las ramas desesperadas como brazos
hacian señas para que cesara.
A DIOS no lo veia por ninguna parte ...
Nunca apareció,yo desamparado ,
veia caer los rayos en otro sitio
y aterrado al irracional miraba .
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