En aquel tumulto
que casi me aplastaban
los feligreses,
yo oia aquellos ritos
desgastados y enfermos ,
y su mensaje de arena
como polvo muerto
incrustado en la lumbre.
El ruido de las campanas
martirizaba mi mente
y ella parecia
que se acostumbraba.
Una mañana radiante
hui de aquel amasijo de ruido
y comprendi que era libre;
porque la religión divide .
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